Los “aguacates políticos” de febrero.

Habrá elecciones municipales el próximo domingo, un estreno para los votantes activos de todas las generaciones. ¿Qué factores impulsarán el voto? Hay muchos, pero creo que está fuera de discusión que hay dos factores principales: 1) el color y la estructura de los partidos y 2) las simpatías o liderazgo de los candidatos a las alcaldías.

Previo a la celebración de las elecciones ha habido una guerra de desinformación, tergiversando verdades o mintiendo descaradamente, todo con el evidente propósito de levantar una polvareda que impida a los electores visualizar con claridad el horizonte electoral.

Ha habido y habrá denuncias reales y falsas, así como supuestos chivateos de que este o aquel, una vez gane, se irá para otro partido, los que, como algo propio de nuestro folclore, ya han recibido el nombre de “aguacate”, refiriéndose a aquellos que dentro del partido morado (PLD) supuestamente se cambiarían para el verde, ese que todavía no está suficientemente claro si es PTD, LFP o FP y que la gente, en sentido general, ha denominado como “el partido de Leonel”.

Resulta ingenuo pensar que quien no se fue antes lo haga después de ganar una alcaldía o una regiduría, además de que:

  1. Una candidatura a sindico por un partido no es conformada por una sola persona, sino que es el producto de la correlación de fuerzas internas, tanto locales como de la cúpula nacional de un partido, proceso en el que no se define únicamente el candidato a alcalde, sino que, también incluye a los regidores, de modo que, para que alguien pueda dar ese salto después de ganar la alcaldía, tendría que ser el líder local más grande de ese partido y llevarse consigo también a los regidores que resulten electos con él;
  2. Aun reuniendo esas cualidades, el supuesto “aguacate” tendría que considerar cuáles son sus opciones dentro del partido de Leonel, a quien le estaría entregando una alcaldía que no le costó nada al partido de este último;
  3. El supuesto “aguacate” deberá calcular bien su paso y para ello tendría que preguntarse ¿Qué le ofrecería Leonel a cambio? o ¿Qué posición tendría ese supuesto “aguacate” dentro del partido de Leonel y que ventaja le ofrecería eso?

Todo lo anterior bajo el supuesto de que el “aguacate” gane la alcaldía, pero, si pierde, no existe razón alguna para pensar que quien no se fue antes del PLD, se vaya después de las elecciones municipales, pues estaría abandonando un liderazgo reconocido dentro de su partido para irse a otro en el que tendría que ponerse en la cola.

El próximo lunes, cuando se desvanezca la polvareda que se ha levantado previo a las elecciones municipales, quedará claro el horizonte de las elecciones presidenciales y congresuales de mayo, se verán sin maquillaje los verdaderos rostros de los candidatos y la fuerza de sus equipos. Sabremos de qué tamaño es la tayota, hasta donde corre el penco y si el león tiene una melena o una peluca, porque, aunque no se quiera admitir, lo de febrero define mayo.

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